Los grandes enemigos de las uñas son el agua, el frío, sustancias alérgicas, los procesos traumáticos, los mordisqueos repetidos por hábitos onicofagicos, manicuras agresivas o la utilización de productos químicos como detergentes alcalinos, disolventes, malos cosméticos, esmaltes y endurecedores excesivamente cargados de formol o quita esmaltes mal formulados y abrasivos, así como alergias a las uñas postizas entre otros.
Las causas de las enfermedades y problemas de las uñas pueden ser múltiples, pero se deben básicamente a una alimentación inadecuada y la carencia de vitaminas y minerales en muchos de los alimentos que ingerimos. A lo que hay que añadir la ingesta de nutrientes desnaturalizados, debido a los métodos industriales de preparación, elaboración y conservación. Sin olvidar la acumulación en el organismo de toxinas y productos químicos que por culpa de la contaminación y la polución que de forma elevada hay en los alimentos. En definitiva, el estrés, la contaminación y una inadecuada nutrición son las principales causas de la mayor parte de las enfermedades de las uñas.
Esta alimentación inadecuada, unida al propio ritmo de vida, puede revelar un estado anémico, y reflejarse sobre el estado de las uñas; éstas se vuelven débiles, quebradizas, se ablandan, aparecen surcos, estrías, grietas y manchas, se rompen y se parten con facilidad. Pueden también sufrir fácilmente infecciones de hongos (dermatofitos) bacterias o reflejar enfermedades sistémicas.
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